miércoles, 16 de enero de 2008

La no escuela y la peda-gogia


He tenido la magnífica oportunidad de trabajar tanto en la educación, formal e informal, así como la de desempeñarme (y conocer con cierta profundidad) en diferentes empresas productivas y de servicios.

En uno de mis regresos a la educación, me encontré con que la escuela estaba entrampada en una discusión que en el ámbito empresarial ya estaba zanjada: era necesario cambiar, no solo en el hacer sino también en el cómo.

Hoy la reforma educacional está casi instalada ( digo casi, porque aún no se resuelven los problemas que tienen que ver con la formación de los docentes, lo que debe hacerse y lo que se evalúa y cómo se evalúa, no solamente los aprendizajes sino, también, el quehacer docente) y tenemos ya un nuevo cambio que se viene encima. Algo no cuadra y esto parece ser la escuela.

El problema, actualmente, está en que a ella se le pide anticiparse y la contrariedad radica en que, por su naturaleza, no puede hacerlo. La escuela fue creada para perpetuar lo ya hecho. En su origen y por mucho tiempo, la escuela ha perpetuado la cultura, con un propósito evidentemente social: perpetuar estructuras e integrar individuos a esas estructuras.

Surge, entonces, el inconveniente de que éstas van cambiando, modificándose y no parece todavía que se tiendan a estabilizar. La escuela, en su organización, parece resistirse a la desestablización, a explorar. Creo que la escuela está viviendo la descentralización, en el más puro estilo derridiano…la escuela ya no es el lugar para apropiarse de ciertos conocimientos…su centro ya no son éstos parece y debe ser el individuo y su relación con el medio

¿Cómo educar para cambiar?.

Lo interesante, de la respuesta, es cómo personas formadas bajo esquemas tradicionales han podido llegar a construir su propia experiencia sapiencial.

Los grandes genios fueron educados, por lo menos la mayoría, bajo un esquema conductista.

¿No será que lo más importante sea que, como profesores, podamos instalar en nuestros alumnos(as) ciertas preguntas o ,mejor aún, la capacidad de buscar respuestas permanentemente?. Para mí, más que el método entonces, sería instalar este disparador.

¿Cómo llegué yo a ser homo sapiens sapiens?

Trabajo con jóvenes en grupos de encuentro, en ellos se vive lo que Humberto Maturana propone como el ideal de un cambio en educación:

Una educación en la que se aprende “a mirar y a escuchar sin miedo a dejar de ser al dejar ser al otro en armonía, sin sometimiento” y en el que además se aprende a respetar “a un mundo natural que nos sustenta, un mundo en el que se devuelva lo que se toma prestado de la naturaleza para vivir”(Emociones y Lenguaje en Educación y Política.CED).

Como profesor de Lenguaje veo cómo los jóvenes participantes aprenden y avanzan sin miedo, a través de lo que los programas de educación formal proponen como sus objetivos prioritarios.¿Cómo congeniar esta educación informal con la oficial?

Tal vez porque actualmente la información está disponible, como nunca antes para todos, es necesario volver a las raíces de la pedagogía: la reflexión. Una pedagogía amante de la verdad ajena a cualquier interés (J. Derrida), centrada en el individuo y su autodescubrimiento como sujeto interrelacional. Una no escuela, que camine junto al joven, sin prisa, sin competencia hacia su propia autoafirmación.

Juan Eduardo Cárdenas Johnston.